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14 de Septiembre
Los cambios corporales como el olor, las manchas en la piel y el hecho de sentirnos más altas, es lo que normalmente nos hacen creer que es la adolescencia, pero ¿qué pasa con nuestro cerebro? Bueno, ¡Él también se desarrolla! Y esto viene acompañado de frecuentes altibajos en nuestro estado de ánimo y humor (completamente naturales). Así que, vamos a sumergirnos en ello y aprender algunos consejos sobre cómo hacer frente a los cambios emocionales en la adolescencia.
Cuando pasamos por la pubertad, nuestras hormonas cambian el aspecto de nuestro cuerpo; pero también pueden cambiar nuestra forma de sentir, pensar, y comportarnos. Así que es normal estar un poco desubicadas mientras el cuerpo (y la mente) se acostumbran. Tranquila, por mucho que parezca imposible, ¡al final terminan haciéndolo!
Durante la pubertad, la materia gris (el tejido que compone la mayor parte de tu cerebro) crece y se desarrolla. Parte de esa materia gris permanece en el cerebro, mientras que otra parte se "poda"; es como arrancar los pétalos sueltos de una flor ¡pero tampoco muchos! Digamos que la materia gris sólo disminuye aproximadamente un 1,5% al año para ayudar a afinar las conexiones entre las células neuronales que permiten seguir perfeccionando tus capacidades.
Después de todo, podemos decir que somos demasiado valientes, pues adaptarnos a las transiciones de la pubertad aún sin entenderlas de fondo, no es algo fácil para ninguna. Y es que existen tantos cambios psicológicos que nos desestabilizan emocionalmente y nos retan por completo, no sólo a Nosotras, sino también a las personas que están a nuestro alrededor.
Seguramente, al igual que a Nosotras, te ha pasado que durante esta etapa de tu vida hay una necesidad constante de encerrarnos en nuestro propio mundo, no solo para buscar un poco de esa identidad que puede gustarnos, sino también para definir si queremos cambiarla. Desear tener un espacio de intimidad es completamente natural y, sobre todo, necesario. A pesar de las confusiones que tengamos y los conflictos internos o externos que puedan surgir, ya estás dando un paso y aprendiendo a tomar decisiones, que también son una forma de crecer.
Cuando nuestro cuerpo está preparado, nuestro cerebro libera una sustancia química especial llamada hormona liberadora de gonadotropina (o GnRH para abreviar) que inicia los cambios de la pubertad. A continuación, el cerebro libera hormonas del estrés, sexuales y de crecimiento, que a su vez pueden influir en el desarrollo psicológico.
Aunque la combinación de hormonas y estructura cerebral cambiante nos ayuda a madurar, también puede hacer que nuestras emociones sean más difíciles de manejar. ¡Exploremos más en detalle lo que puedes experimentar!
Una de las principales características de los cambios emocionales en la adolescencia es que tendemos a “no escuchar” y esto, en consecuencia, puede desatar irritabilidad en Nosotras ante cualquier situación en la que no estemos de acuerdo con lo que nos están diciendo. Igualmente, habrá un sentimiento de sensibilidad que puede aparecer debido a esos pequeños cambios físicos que naturalmente nos incomodan.
¡Obvio! Es normal que en esta etapa las hormonas sexuales y del amor comiencen a liberarse y a querer explorar más y más. Puede que esto te guste como también puede que te haga sentir confundida. Estar interesado en algún compañero de clase o sentir curiosidad hacia tu zona íntima son situaciones comunes, que sí o sí, tendrán que ocurrir en algún momento. Si tienes la oportunidad de comunicarlo con tus padres o alguien de confianza, ¡hazlo sin tabúes!
Bien sabemos que los cambios emocionales en la adolescencia están determinados por la construcción del pensamiento crítico y, al principio, puede suceder que nos dejemos influir por la sociedad. Tomando decisiones basadas en buscar la aceptación externa, más allá de lo que en realidad queremos. Esto a su vez, hace que queramos validar sentimientos o emociones con amigas o amigos que estén pasando por lo mismo que Nosotras.
El sentimiento de inseguridad también es habitual, por lo que trabajar en nuestra autoestima será todo un reto en esos años de crecimiento. Ten en cuenta que hay cambios físicos que no podremos evitar, algunos no durarán para siempre y otros, al final de cuentas, debemos aprender a aceptar, abrazar y amar porque nos acompañarán por el resto de nuestras vidas.
Nuestra adolescencia está llena de experiencias nuevas y desconocidas, por lo que es natural que pasemos por cierta ansiedad en esta época.
La ansiedad puede invadirnos, alterar nuestro sueño o dificultar la concentración en clase, y cuando aparece, es fácil pensar que está ahí para quedarse. Pero en muchos casos, la ansiedad desaparece por sí sola cuando las hormonas se estabilizan al final de la adolescencia.
Subirte a esta montaña rusa emocional puede hacerte sentir abrumada, pero recuerda que con el tiempo, tus emociones se nivelarán. Y con algunos consejos y trucos, puedes aprender a manejarlos más fácilmente.
¡Muévete! El ejercicio mejora tu estado de ánimo y te ayuda a sentirte más enérgico y positivo.
Relájate y diviértete, prueba pasear con amigos, escuchar música o incluso abrazar a tu mascota.
Duerme lo suficiente para sentirte renovada.
Lleva un diario, nombra tus emociones garabateando pensamientos en el papel. Esto ayudará a notar cómo cambian y qué las desencadena.
No olvides que puede sentirse bien compartir lo que está pasando con alguien cercano, ya sea un amigo, un hermano, un padre o incluso un profesor. A veces, simplemente dejar salir tus emociones y ansiedades puede aligerar la carga. E incluso, si todavía no puedes encontrar una solución exacta, un fuerte abrazo y un apretón pueden ayudarte a sentirte mejor y menos solo.
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