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22 de Noviembre
Anotas tus tareas o metas en tu checklist, quieres realizarlas, te frustras porque son demasiados y no sabes por dónde empezar. Después te paralizas, no inicias nada y el ciclo se repite ¿te suena familiar? Si este recuento se parece a tu día a día y no puedes dejar de decir “mi mente no deja de pensar”, este es el artículo que necesitas leer.
Si algo valioso nos enseñó uno de nuestros personajes favoritos, Barbie, es que podemos ser lo queramos ser, y hoy te lo confirmamos. Eres capaz de lograr todo lo que te propongas, pero ¿todo al mismo tiempo?, efectivamente puede ser un poco complejo.
El ritmo de nuestras vidas cada vez es más acelerado; nuestro entorno nos exige eficacia y productividad, muchas veces esto puede ser abrumador y nos trae ansiedad o frustración, por esto últimamente se ha empezado a hablar del síndrome de las mil ideas.
Padecer este síndrome hace que pienses demasiado a un ritmo acelerado; llegan a tu mente un sinfín de proyectos, todos se cruzan y precisamente por esto te cuesta concentrarte. Aquí, es normal que sientas que todo queda en el aire, ya que no logras estructurar bien ninguna idea ni un plan de acción. A esto se le conoce como pensamientos intrusivos.
Si eres de las que se pregunta: ¿por qué mi mente no deja de pensar?, los pensamientos intrusivos pueden ser una respuesta. Como su nombre lo dice, son pensamientos invasivos, llegan a tu mente de forma involuntaria. En el caso del síndrome de las mil ideas se presentan como todas esas tareas, pendientes o metas que llegan a tu cabeza como un torbellino.
Estos pensamientos se pueden ver así: te sientas frente al portátil, lista para empezar ese escrito, abres Word y pones el título. Luego empiezas a pensar todas las palabras que debes escribir sintiendo que nunca vas a terminar, observas el escritorio y piensas en sacudir el polvo para después de eso iniciar con tu proyecto.
Después de limpiar el polvo vuelves a sentarte lista para empezar a escribir, pero notas tu cuarto desorganizado, así que empiezas a guardar y a guardar cosas, pues a la final tienes todo el día para empezar el proyecto. Así pasas toda la jornada, con Word abierto mientras le haces caso a cada pensamiento intrusivo que llega y ¡ups!, finalizas el día con solo el título terminado y otras funciones más que no eran una prioridad.
Esto puede traerte sentimientos negativos como ansiedad e insatisfacción, si estás en un constante bucle de “tengo que hacer esto y aquello” pero sin lograr moverte para hacerlo real, no te preocupes, Nosotras llegamos al rescate para darte consejos sobre cómo actuar en estas situaciones.
Seguro que cuando tus amigas han pasado por crisis de cualquier tipo, el principal consejo que llega a tu mente es decirle: “amiga, tienes que aceptarlo”, y en este caso también aplica, para pensar en soluciones lo primero es identificar el problema y abrazarlo.
Por eso te compartimos algunas señales que te pueden indicar que tienes el síndrome de las mil ideas:
Te cuesta concentrarte: puedes notar que es muy fácil desviarte de los temas debido al flujo acelerado de pensamientos que tienes, cuando un tema se mezcla fácilmente con otro.
El miedo exagerado al fracaso: quieres abarcar tanto que al final del día sientes que no podrás hacerlo, así que ni siquiera lo intentas porque te ataca ese sentimiento de que vas a fallar.
No terminas lo que empiezas: te cuesta darle prioridad a tus tareas por lo que tiendes a procrastinar o dejar tareas incompletas mientras empiezas otras.
Es importante identificar las señales para poder actuar frente a ellas, así podrás enfrentar el conflicto con mayor facilidad.
En este punto ya sabes que esta es una de las consecuencias del síndrome de las mil ideas, deja de recriminarte y sentirte culpable al no ser tan productiva como esperas. No eres perezosa ni mucho menos incapaz, son procesos sucediendo en tu mente que cuando los identifiques y entiendas, llevarás mucho mejor. Además, no nos cansaremos de repetirlo, ir a terapia también es un plus para organizar tu mente y corazón.
Aquí te compartimos unos tips que te ayudarán a combatir el síndrome de las mil ideas, por lo tanto, te ayudarán a lograr todo lo que te propongas.
Un paso a la vez: No te concentres en todo lo que te falta para terminar un deber, esto solo te va a abrumar. Ve a tu ritmo y paso a paso, por ejemplo, para escribir un trabajo lo primero es sentarte y redactar título por título. Esto es diferente a si te enfocas en todos los títulos que te faltan por escribir, pues te vas a paralizar. Solo concentra tus esfuerzos en terminar el que estás haciendo actualmente.
Establece fechas: Esto te ayudará a priorizar y a organizarte, define cuales son las cosas que debes empezar con más urgencia y ponles una fecha límite para terminarlas. No empieces la siguiente tarea sin terminar la que estás haciendo actualmente.
Crea listas: Si eres alguien visual esto será un buen incentivo. Anota lo que debes hacer en el día y cuando lo finalices, táchalo de la lista, solo entonces cuando lo taches empieza la siguiente tarea.
Define tiempos: Separa un espacio para cada tarea. Intenta hacer lo que más te cuesta en las primeras horas del día, es el momento en el que tu mente estará más despierta. En la tarde, después de almorzar, te sientes un poco más agotada así que puede ser el momento para hacer las tareas que requieran menos energía, estos son algunos tips pero no tienes que dividir el tiempo de este modo. La idea es que encuentres lo que a ti te funcione e identifiques en qué momento del día te fluye mejor hacer cada tarea . Esto te ayudará a ser más eficiente y terminar todo a tiempo.
Un último tip que te puede ayudar si te cuesta mucho concentrarte hasta finalizar un deber, es obligarte a estar totalmente enfocada durante 15 minutos, después toma una pequeña pausa y vuelve de nuevo a enfocarte. Ve aumentando el tiempo de concentración por semana hasta que puedas estar tal vez 1 o 2 horas totalmente entregada a una tarea.
Evita además los estímulos externos, puedes alejar o silenciar tu celular mientras te quieres concentrar, y también cualquier objeto que interfiera en tu capacidad de enfocarte.
Lo importante es tener un ritmo que a ti te funcione y recuerda que se trata de calidad, no de cantidad. La idea no es hacer miles de tareas, puedes proponerte realizar tres tareas en el día, el objetivo es hacerlas bien y terminarlas.
El síndrome de las mil ideas no es ningún trastorno o algo de lo que te debas preocupar, es más bien una condición a la que llegamos debido a nuestra mentalidad y ritmo de vida, es cuestión de cambiar el chip y adquirir nuevos hábitos. Sin embargo, es importante que identifiques cuándo es momento de buscar ayuda profesional.
En algunos casos, el síndrome de las mil ideas tiene relación con la taquipsiquia o el síndrome del pensamiento acelerado, el cual afecta el bienestar mental y físico, pues altera el flujo de pensamientos haciendo que las personas estén todo el tiempo repletas de ideas o pensamientos intrusivos, incluso puede afectar el diálogo dificultando comunicar ideas coherentes.
La taquipsiquia es un síntoma de algunos trastornos psicológicos como la bipolaridad o la ansiedad, así que si además del síndrome de las mil ideas notas algún cambio extremo en tu personalidad como: fácil irritabilidad, dificultad para dormir, conciliar el sueño y aún así despertarte cansada, cambios de humor repentinos o algún cambio que esté afectando el desarrollo normal de tu vida, es mejor que busques a un profesional y descartes cualquier tipo de condición psicológica.
Ahora es momento de ir por esa checklist, dejar de lado la pregunta: ¿por qué mi mente no deja de pensar? y empezar a hacer realidad todo lo que quieres lograr. Aplica los tips que te compartimos con calma, un día a la vez y de seguro ninguna tarea quedará sin ser tachada.
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