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31 de Enero
Si lo dices, lo liberas; y si lo liberas, lo sanas ¡Así funciona tu mente cuando expresas lo que sientes! Un acto que requiere de tu valentía, conciencia absoluta y sobre todo, prudencia para no morir en el intento. Aunque no es una tarea sencilla para alguien que no está acostumbrado a hacerlo, tiene salida y nosotras te ayudaremos a encontrarla. Siéntate y toma nota, porque después de leer esto no dudarás en abrir tu corazón y demostrar lo que llevas dentro.
Cuando de expresar mis sentimientos se trata, también hablamos de aprender a empatizar, sanar, soltar y enfrentar nuestros miedos. Decirle a otra persona cómo nos sentimos ante una situación o lo que pensamos de algo o de alguien en particular, es una forma bastante valiente de hacer frente a tus emociones. Recuerda que lo que decimos y hacemos, habla de nosotras, de nuestra energía, de lo que somos, lo que transmitimos y de todo lo que vivimos.
Si eres de las que piensa “tengo miedo de decir todo lo que siento” ¡Destrúyelo ahora mismo! Porque quizá no sepas todo lo que te estás perdiendo por el simple hecho de reprimir tus palabras. Mejor imagina que detrás de ellas hay una respuesta maravillosa esperando por ti.
No expresar lo que sentimos puede incluso generar un sentimiento similar a cuando decimos una mentira: un poco de nervios, estrés, demasiada ansiedad o la misma culpa. Y recuerda que cuando las cosas adentro no andan bien, comienzan a reflejarse en nuestro cuerpo. Hablar abiertamente, sin miedo, sin ataduras, sin restricciones, tiene excelentes beneficios tanto para tu salud física como mental ¡Te los contamos!
Reduce tu nivel de estrés y ansiedad ¡Di lo que sientes y libera tus emociones! ¿Qué es lo peor que puede pasar? Toma aire y déjate fluir.
Aprendes a conectar y a empatizar con las demás personas. Decir lo que llevamos dentro es la mejor manera de abrir nuestro corazón hacia alguien más. Una forma única de conocer y dejar que nos conozcan.
Te sentirás muy bien contigo misma. Habrá paz y tranquilidad en tu corazón; además, un sentimiento de orgullo por haber enfrentado tu miedo o timidez. Bravo ¡Lo lograste!
Evita pasar malos ratos. Ante la suposición surgen discordias, conflictos y malos entendidos; o que nos lo diga alguna que haya estado en una relación donde las emociones nunca se dieron a conocer. ¡Sé clara y exprésate! No dejes ningún sentimiento en duda.
Recibirás ayuda en caso de necesitarla. Si no le dices a alguien más cómo estás, cómo te sientes o qué anda mal contigo, es menos probable que encuentres una salida o solución a tu problema. O al contrario, podrías ayudar a esa persona aun sin darte cuenta. Recuerda que pedir o dar una mano es un gran acto de valentía.
Llamémoslo por su nombre ¡Conciencia emocional!
Aprender a identificar lo que sentimos justo en el momento en el que lo estamos viviendo, es el primer paso para expresar acertadamente nuestras propias emociones. La conciencia emocional nos dará la capacidad de conocer y reconocer el sentimiento que habita dentro de nosotras, al tiempo que nos ayuda a gestionarlo para encontrar un equilibrio en nuestra mente y cuerpo.
Aunque aprender a identificar nuestras emociones puede tomar tiempo, práctica y dedicación, te daremos cuatro claves esenciales:
Practica la meditación o la conciencia plena para conectar a profundidad con tus sentimientos o emociones, en el aquí y el ahora.
Identifica las señales de tu cuerpo. Puede suceder que al momento de vivir tu emoción, te pongas temblorosa, se te enrojezca la piel, te den dolores de cabeza, sientas que tu palpitar se acelera, etc. Tú más que nadie conoces tu cuerpo y sabes cuando las cosas están bien o por el contrario, no van por buen camino.
Nombra tu emoción. Por ejemplo, ¿Qué sentiste cuando recibiste esa noticia? ¿Fue una emoción positiva o negativa? ¿Alegría, tristeza, orgullo o frustración? Tómate el tiempo que necesites, pero usa la palabra correcta para hablar de dicho sentimiento.
La clave está en aceptarla y comprenderla. Abraza tu emoción sin la intención de cambiarla. Ríe hasta que te duela el estómago o llora hasta que deje de doler.
Si te sientes feliz ¡Dilo! Si te sientes triste ¡Dilo! Si no te sientes a gusto con alguien o con algo ¡Dilo! Pero antes, piensa cómo hacerlo para no herir tu corazón o el de la otra persona. Si alguna vez te has preguntado lo siguiente: ¿Cómo expreso mis sentimientos y emociones? ¡Nosotras te damos 10 tips que te ayudarán a expresarte muchísimo mejor!
Sé consciente de la persona que elegiste y a quien le abrirás tu corazón. Igualmente, ten presente que el momento y lugar en el que lo haces, también influye. No es lo mismo expresar tu sentimiento mientras tomas el autobús, que hacerlo en un lugar tranquilo y sin ningún tipo de interrupción.
¡Ambas están bien! Sin embargo, serás tú la encargada de elegir por qué medio quieres hacerlo y por cuál te sentirás mejor. Pero antes, identifica qué tan importante es el tema a conversar y si de verdad amerita un encuentro físico con esa otra persona ¡Tranqui! Los nervios se irán.
Ordena tus ideas. Determina superbién qué palabras usarías y en qué tono las dirás ¡Eso sí! Suelta las expectativas.
Incluye a la otra persona en la conversación. Pregúntale cómo se está sintiendo, qué opina sobre lo que le estás contando o, de ser el caso, si ha pasado por alguna situación parecida a la tuya.
Si la intención de tu conversación girará en torno a un pensamiento, una apreciación o un consejo en general hacia alguien en particular ¡Esta técnica nunca falla! ¿Has escuchado de ella?
Empieza tu diálogo con un halago, sigue con la crítica constructiva y finaliza el tema dando una alternativa positiva.
Deja a un lado las distracciones, silencia tu móvil, utiliza tus manos mientras hablas, mantén la mirada fija y sonríe. Esto hará que la otra persona se sienta a gusto, segura y en confianza contigo.
Ponerse en los zapatos de la otra persona es actuar con empatía y compresión, abrazar sus sentimientos, entenderlos y sobre todo, respetarlos. Conecta y escucha con un corazón receptivo.
Ten súper claro el motivo de la conversación y lo que quieres lograr con ella: ya sea desahogarte, pedir ayuda, mejorar algo en ti o cambiar alguna conducta de la otra persona.
A lo largo del diálogo ¡Sé tú! No intentes aparentar lo que no eres, ocultar tus emociones o tomar una actitud que no vibra contigo. Déjate ser. Al expresar lo que sientes rompe el hielo, ríe, llora o cuenta un chiste ¿Por qué no?
Y por último, pero no menos importante ¡No vayas con expectativas muy altas! Ojo, esto no quiere decir que no seas positiva ante lo que vayas a decir o comentar. Ve preparada para cualquier caso y recuerda que muchas veces la respuesta está en quien lo expresa y no en quien lo recibe.
Los límites los pones tú. No dejes que tus emociones terminen controlándote más de lo que tú misma puedes hacerlo. Llénate de confianza al expresarte y hazlo desde lo más profundo de tu corazón. Las palabras tienen un poder absoluto y por esa misma razón, deberás cuidar la forma en que las usas contigo misma o con la persona que está frente a ti, sea quien sea: tu pareja, tu amigo o amiga, tu familia o incluso, alguien a quien acabas de conocer. Nunca olvides que ¡Nosotras tenemos la magia de cambiarlo todo!
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