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23 de Noviembre
Quizás te haya pasado que muchas mañanas te despiertas con la pregunta de ¿Por qué sigo estando en este trabajo? O simplemente, no tienes las mismas ganas o el entusiasmo que tenías cuando comenzaste, y permaneces con la duda constante de cómo saber cuándo ponerle fin, si simplemente estás pasando por un momento de agotamiento, o debes decirle adiós y cerrar una bonita etapa de tu vida, que llegó a su fin, pero, ¿cómo diferenciarlo? Descúbrelo en este artículo que preparamos para ti.
Lo primero que debes saber es que, para estar en cualquier relación, sea amorosa, entre amigas o laboral - sí, el trabajo también cuenta como un tipo de relación- se necesita amor y algo que nosotras denominamos la chispa o conexión. Eso que hace que tus ojos brillen, que te llena de vida, y para lo que buscas soluciones y no problemas, algo que te hace vibrar y querer que siga estando siempre en tu vida. Probablemente es lo que sentiste cuando decidiste qué carrera estudiar o cuando le dijiste “sí” a ese chico que estuvo detrás de ti por unos meses, y “quizás” te haya ocurrido que en algunos momentos esa buena vibra se fue y te sentiste cansada o triste, pero unos días después, la chispa regresa y te sientes mejor que nunca en el lugar en el que estás.
Sin embargo, cuando ese “cansancio” comienza a convertirse en algo habitual, y te imaginas estando en otro lugar, haciendo cosas distintas o con personas diferentes, cuando sientes que no estás dando todo de ti, como lo hacías antes y cuando te miras al espejo, y el brillo de tus ojos ha comenzado a esfumarse, es momento de tomar cartas en el asunto y hacer cambios en tu vida.
Literalmente significa “Estar quemado” y hace referencia al agotamiento laboral generado por estrés permanente, sobrecarga laboral, insatisfacción, altos niveles de exigencia, o jornadas de trabajo muy extensas. El síndrome del “burnout” se manifiesta en:
Cansancio mental, físico y emocional.
Dificultad a la hora de dormir.
Estados de ánimo cambiantes.
Incapacidad para concentrarse o ser creativo.
Dolores físicos (de cabeza, musculares o gastrointestinales).
Si identificas alguna o varias de estas causas y síntomas, puedes estar pasando por este síndrome, es importante que los trates a tiempo, habla con tu jefe y cuéntale cómo te sientes, busca ayuda con un profesional -conoce los beneficios de ir a terapia- y empieza a hacer cambios en tu vida, estableciendo límites y comenzando a hacer alguna actividad física que te permita desconectarte y prevenir posibles enfermedades.
En nuestra sociedad, nos han enseñado a persistir y tratar de reparar las cosas cuando algo no está en el lugar que debería estar o se ha roto, y eso no está mal, nos enseña a reconciliarnos con aquello que no nos salió como queríamos y a aprender de cada situación o persona, pero, hay un momento en el que debemos decir: No más.
Comienza a hacerte preguntas, y a responderlas, para así encontrar tus propias respuestas y el camino que debes seguir. Piensa, por ejemplo:
¿Qué pasaría si renuncio a mi trabajo?
¿Tengo suficientes ahorros mientras encuentro uno nuevo, o debo comenzar a buscar sin renunciar?
¿Qué es lo que no me hace feliz de este trabajo?
¿Qué me hacía feliz cuando comencé?
¿Qué quiero hacer de ahora en adelante?
¿Qué hace que no quiera estar más aquí?
Una vez hayas respondido con total honestidad a tus propias preguntas, porque recuerda, este es solo un ejemplo, revisa nuevamente si definitivamente debes ponerle punto final a tu relación, o si tienes la oportunidad de hacer cosas nuevas para recibir cambios, porque como dice la canción de Calle 13, “Si quieres cambio verdadero, camina distinto” y no hay nada más cierto, seguirás obteniendo los mismos resultados si no cambias nada en la forma de conseguirlos.
Piensa también en las consecuencias, éstas no siempre son malas, pero te ayudan a tener un plan b, o saber cómo moverte cuando las consecuencias comiencen a manifestarse.
Si definitivamente, ya agotaste todas tus opciones y el cansancio y aburrimiento han comenzado a manifestarse de otras formas, como en tu salud, recoge todas tus fuerzas y prepárate para cerrar esta etapa de tu vida, pero recuerda siempre, tener un plan.
En definitiva, tú mejor que nadie, sabes lo que estás pasando y los efectos emocionales y físicos que te está generando, elígete primero y toma las decisiones necesarias para estar feliz y tranquila. Cuando una situación, te está restando, en lugar de sumarte, y te está desgastando en distintos niveles, piensa que irte también es una opción, en lugar de quedarte intentando resolver algo que hace tiempo se quebró.
Solo queremos darte un último consejo, permanece en los lugares en los que tu corazón es feliz sin necesidad de justificaciones o de forzar las acciones, todo fluirá mucho mejor, cuando te preocupas menos por estar y más por ser. Por último, te recomendamos nuestro artículo sobre el burnout para que aclares mucho más este concepto.
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