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14 de Marzo
"Poner límites" son dos palabras que unidas se vuelven poderosas cuando se basan en amor propio, ese que vas construyendo, moldeando y haciendo más fuerte con cada experiencia que tienes con tu entorno y que, con su magia, te permite ver, sentir y pensar todo con más claridad, para que des lugar a lo que mereces y tomes decisiones en pro de tu bienestar. Por eso, si una relación (sea un vínculo romántico, familiar o personal) no es sana para ti, escúchate, ponte como prioridad, pon límites y córtala de manera sana.
Quizás te has preguntado cómo terminar una relación de manera sana, una relación en la que ya no encajas y más aún, sin que sea de una forma dolorosa. Pero ¿te has preguntado primero por qué deseas terminarla? Nadie más que tú conoce la respuesta, nadie más que tú conoce los anhelos de tu corazón, nadie más que tú sabe qué te apaga y qué te hace brillar, nadie más que tú desea descubrir tus tesoros guardados para compartirlos con quien deseas. Es ahí, en ese autoconocimiento, donde llegas a reconocer el por qué debes apartarte.
Es importante que identifiques esto: hay personas que son tóxicas con intención; por ejemplo, las que te impiden tener más amigos, salir a compartir en otros espacios o te hieren verbalmente. Hay personas que son tóxicas contigo sin intención, por ejemplo, las que creen qué es lo mejor para ti o reniegan y te pintan paisajes desoladores. Hay cosas que no son ni malas ni buenas, pero en relación contigo no son positivas, por ejemplo, un proyecto que roba toda tu energía, un libro que no te gusta (así es, hasta suspender un libro porque no te llamó la atención, es terminar una relación con algo que va en contravía de tus gustos).
Esta es una base general para mostrarte que este tipo de personas, cosas o situaciones no son saludables para ninguna relación. Tú conoces el entorno en el que te mueves y qué clase de relaciones has construido, ¿sientes que aportan o restan valor a tu vida? Pregúntate y decide lo mejor para ti.
Sin embargo, también es fundamental reconocer el tipo de apego que has creado en tus relaciones para revisar qué tan buenas han sido para tu vida, y así identificar algún patrón de comportamiento que quieras cortar de raíz para comenzar a crear relaciones más armoniosas.
El apego es una relación emocional que todos los seres humanos experimentan en la infancia y en la adultez. En sí, esos vínculos que se van creando con los papás, los hermanos, los amigos, la pareja son una conexión especial desde que sea sana.
De acuerdo con el psicólogo John Bowlby, existen 4 tipos de apego:
El apego seguro: en él basas tu relación en la confianza, por lo cual te sientes plenamente segura con la independencia del otro y te sientes tranquila para compartir tus sentimientos. Además, disfrutas tu independencia y tiendes a tener claro lo que vales.
El apego ambivalente: en él desconfías constantemente de lo que siente el otro por ti, entonces pueden ocurrir rupturas frecuentes. Por otro lado, evitas acercarte a las personas para evitar rechazos.
El apego evitativo: aquí no pones casi emoción en las relaciones y sueles guardar tus pensamientos porque te cuesta tener esa íntima conexión.
El apego desorganizado: es una mezcla de confianza y desconfianza, de querer estar sola, pero al tiempo tener a alguien al lado.
Cuando eres fiel a ti y tienes muy claro lo que deseas, la culpa pasa a un segundo plano. Y es natural que este sentimiento nazca durante el proceso, porque los seres humanos no solo tienden a pensar en el qué dirán, sino también a ser empáticos; entonces llega ese momento de decisión y comienzan a surgir un sinnúmero de preguntas que no son sobre ti, sino sobre el otro.
Aplica el ejercicio de taparte los oídos y concentrarte en tu interior. Notarás que nada importa más que lo que escuchas en ti y tu alrededor desaparecerá, y en ese “silencio” solo tú serás el punto de foco. Así hazlo para la vida, desvanece las opiniones llenas de prejuicios y haz lo que crees que te liberará.
Si se trata de terminar una relación con otro ser humano, está bien que consideres su posición. Es probable que no sea fácil y, por tanto, sientas dolor; sin embargo, tus razones tienen más peso. A la larga, te darás cuenta de que esa decisión fue la más sana para ambos.
Habla con seguridad y total honestidad. Cuando tus palabras fluyen con transparencia te sientes liviana y abres las puertas a un nuevo comienzo llamado ‘Tu Verdad’.
Ni la tecnología ni un papel y lápiz son las mejores opciones para compartir tu decisión. Es perfecto cuando escribes lo que sientes como una forma de catarsis, pero para terminar cualquier tipo de relación, lo más saludable que puedes hacer es hablarlo de frente. No es sencillo, pero a medida que expreses tus sentimientos, sentirás cómo regresa el aire.
No dar falsas esperanzas está relacionado con el compromiso hacia contigo y vivir el presente. Aunque el momento sea difícil para ambas partes, no te desligues de tus intenciones y, sin ánimos de ser egoísta, piensa primero en ti.
Ponerte como prioridad cuando tu energía se está agotando y tu felicidad, difuminando, no es sinónimo de egoísmo, es sinónimo de amor propio. Sigue tu instinto y construye un nuevo comienzo las veces que sea necesario, ¡Que nadie ni nada te limite!
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