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Nos han enseñado a sentirnos culpables por “hacer cosas malas” pero no nos dijeron que también era posible sentirse culpable por hacer cosas buenas, como descansar. ¿O será que más bien nos han hecho creer que “no hacer nada” está mal? Lo cierto es que desde que somos pequeños nos han presionado tanto en que aprovechamos el tiempo, que cualquier cosa que hacemos que no nos parece “productiva” se resumen en “perder el tiempo”.

Y es que la productividad tampoco va en la cantidad de cosas que hacemos, sino más bien en la calidad de esas cosas que hacemos (o el significado que estas tienen para nosotros): despertarse sin despertador, hacerle siesta al desayuno, arruncharse con las cobijas, hacer absolutamente nada; son cosas que nos hacen ser más productivos, porque finalmente “el tiempo que disfrutamos perdiéndolo nunca es tiempo perdido”.

Y pensándolo bien, somos nosotros mismos quienes tenemos que encontrar ESO en lo que queremos “perder el tiempo”, porque podemos “perderlo” haciendo algo que amamos como ver series, en conversaciones con amigas, estar en las redes sociales o dormir; porque esas series pueden volverse lecciones de vida, las conversaciones pueden ser terapia, las redes sociales pueden convertirse en inspiración para nuestros proyectos y dormir puede recargar nuestras baterías.

No hacer nada es TAN importante que incluso en Italia este “estado” es una filosofía: 'Dolce Far Niente', su traducción literal es ‘dulce sin hacer nada’ y su definición es encontrar arte (o sabor) en no hacer nada, es dejar atrás el ritmo del día a día, esa inmediatez, para relajarnos y descubrir que lo grandioso está en lo pequeño.

Pero, como todo en la vida tiene que aprenderse o más bien des-aprenderse, tenemos que sacarnos de la cabeza esa idea que nos hace sentir culpables por invertir (sí, porque lo veo más como una inversión) nuestro tiempo en cosas que nos hacen sentir felices y que al fin de cuentas nos dejan aprendizajes.

Cuando te sientas culpable por no hacer nada, recuerda que empresas como Pixar y Google tienen en sus oficinas áreas de recreación en las que los trabajadores pueden dedicarse a NO HACER NADA.

Kit de rescate por si la culpa de “no hacer nada te ataca”

  1. ¿Todo lo demás puede mantenerse en pie si tú te tomas la tarde libre?

  2. ¿Te mereces un descanso después de todo lo que has trabajado?

  3. ¿Estás de acuerdo con que nada es más urgente que tu salud mental, emocional y física?

Si la respuesta a cada una de estas tres preguntas fue afirmativa, favor repetir la siguiente frase hasta que se vuelva tu mantra favorito: muchas veces es más importante tener un descanso, que tener la agenda llena.

Atentamente,

Ana Listas.

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