Me prometió que va a cambiar, ¿le creo?

Me prometió que va a cambiar, ¿le creo?

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¡Hola Pipis! Hoy tengo ganas de que reflexionemos un poco sobre el concepto de “cambiar”; más precisamente meternos de lleno en el debate “si la gente cambia, o no”.

Me llegan muchos mails de ustedes, contándome que le dieron “otra oportunidad” a alguien, esperando que esta vez “cambie”, y en la mayoría de los casos, justo “eso” que tenía que cambiar, se vuelve a repetir en tiempo récord.

Entonces me pregunto, ¿la gente cambia?

¡Me encantaría saber qué opinan sobre esto!

Antes de contarles mi opinión, quisiera que veamos juntas que significa realmente esta cuestión. Según la Real Academia Española, “cambiar” significa básicamente convertir algo en otra cosa.

Llevado a nuestro debate, ¿sería esperar que él/ella se comporte de otra manera? ¿O que sea una persona distinta a la que es? ¿O que se comporte de una manera diferente a lo que haría naturalmente siendo quién es?

Cuando una se ocupa de desmenuzar una frase hecha o una expresión tan arraigada y naturalizada, surge una nueva interpretación que en muchos casos cobra un sentido completamente diferente del original, ¿no les parece?

Ahora bien, vayamos por partes. Suponiendo que queremos que una persona “cambie” por nosotras. Entendiendo que no tiene lógica que alguien se comporte de manera diferente a lo que le dicta su ser, ¿Queremos que finja o queremos que cambie quien es?

No sé ustedes, pero a mi me empiezan a sonar raras las dos opciones. Porque al fin y al cabo, quiénes somos nosotras para decirle a alguien cómo debe ser o qué tiene que hacer o sentir. Entendiendo que no hay una sola forma de vivir y aceptando que cada quien vive bajo sus propios valores y formas, ¿por qué un otro debería “amoldarse” a mi forma de vivir? 

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Y acá es donde me pregunto… ¿No sería más sano, simplemente encontrarnos en la vida con quienes compartan nuestra forma de vivir? En vez de estar tratando de encajar al otro en mis “parámetros del buen vivir”.

¿Es más difícil afrontar que el otro es un otro y tiene su propia manera de hacer las cosas aunque a mí no me guste? Creo que es tanta la ilusión y la idealización que proyectamos en el otro que el hecho de ver qué es distinto a mí y que nuestros valores no van en concordancia, nos resulta imposible de aceptar, y ahí es donde buscamos cambiarlo. Podríamos decir, “cambiarlo para no perderlo”.

Pero pienso, si esa persona no es la persona que tú querías que sea, ¿A qué te estás aferrando? Prácticamente al pedirle que cambie, estas intentando “inventar una persona” que en sí misma todavía no existe, dado que descubriste que no era quien tú creías.

Sigue sin tener mucho sentido, ¿no?

No sé amigas, reflexiono sobre esto una y otra vez, y creo humildemente que la construcción del amor romántico incluye esta premisa de que por amor uno puede dejar de ser quién es y cambiar por otro, pero creo realmente y cada vez más, que eso está muy alejado del amor de verdad. Además de que me parece imposible de sostener en el largo plazo y un poco injusto también. Injusto para quien debería cambiar (aunque no estés de acuerdo con su manera de comportarse o vivir, es la suya) y tremendamente injusto y doloroso para quién se queda esperando un cambio que nunca llega.

¿Con esto estoy diciendo que la gente no cambia? NO, la gente sí cambia. Creo profundamente que las personas atravesamos muchísimos procesos de cambio a lo largo de nuestras vidas. Sin ir más lejos, yo me considero una mujer que cambió drásticamente valores y comportamientos en los últimos años.

Pero la GRAN diferencia es que lo hice por mí. En mi proceso, a mi tiempo, por mis ganas. No por el mandato o exigencia del otro.

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No creo que nadie cambie por otro, ni por más que lo intente. No es amor, no romanticemos más esas cuestiones. Uno cambia por uno, acorde a las experiencias y sentimientos que va teniendo en su vida, que nos llevan a distintas reflexiones y procesos. Dichos procesos, no tienen un tiempo exacto, el tiempo es interno y no se puede forzar ni adelantar. Entonces ¿Qué sentido tiene que haya otro esperando un proceso que ni siquiera le pertenece, no?

¿Alguna vez sintieron el dolor de esperar que esa persona cambie? Espero que esta reflexión conjunta nos sirva para seguir pensando y deconstruyendo los falsos paradigmas del amor romántico.

Les deseo libertad, procesos, cambios y todo lo que conlleva sus vidas, donde ustedes sean las protagonistas. Pero nunca, nunca, ser el personaje secundario en la vida de otro, esperando que cambie, y que llegue tu momento de subir a escena.

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La vida es corta, y el telón baja más rápido de lo que creemos. ¿Cuánto tiempo más vas a estar esperando un cambio de otro? Un proceso ajeno, que no tiene nada que ver contigo y que puede suceder o no, dependiendo del deseo interno de esa persona y muchísimos factores más.

¡Es momento de tomar las riendas pipis!

Las abrazo con el alma.

Fiamma.

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