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16 de Marzo
Esta puede ser una de las situaciones más difíciles de aceptar como padres: ¿Cómo es posible que mi hijo esté haciéndole bullying a otro? Además, es muy probable que seamos nosotros los últimos actores en enterarnos, por lo que podemos empezar a desarrollar sentimientos de culpa.
¡¡Tranquilo!! Todavía estás a tiempo de solucionar las cosas y de mostrarle a tu hijo los comportamientos y acciones que parten desde el amor y el respeto. Aquí te regalamos unas herramientas que te ayudarán:
Cuando nos enteramos de que nuestro hijo podría estar intimidando a otro, tenemos una responsabilidad muy grande en mostrarle cómo vamos a reaccionar. Siempre tenemos que tener presente que lo que nos están contando podría ser cierto y podría ser que en el colegio, nuestro hijo esté acosando a otro o a otros.
No es culpa de nosotros, como padres, lo que está sucediendo. Pero sí somos responsables y debemos tomar medidas.
Nunca es tarde para educar a nuestros hijos en la empatía y en el respeto. Nunca es tarde para tomar acciones y nunca es tarde para aceptar que posiblemente cometimos errores, pero que estamos dispuestos a corregirlos.
Si quieres leer cómo prevenir el bullying, te invitamos a que te dirijas a nuestra Guía para criar niños seguros y empáticos ¡Por un mundo libre de bullying!
Si queremos fomentar espacios seguros y asertivos, debemos propiciar conversaciones en las que los niños se sientan escuchados. No tiene sentido empezar una conversación desde los juicios y los regaños, porque eso solo hará que los pequeños no quieran contarnos lo que les sucede en el fondo de sus corazones.
Vamos a permitirles contar lo que está pasando en su ambiente escolar, pero siempre repitiéndoles que no aceptamos excusas, ni explicaciones retorcidas que los justifiquen. Es importante enseñarles que pueden admitir los errores.
Como padres, debemos estar del lado de nuestro hijo. Debemos hacerle entender que le creemos lo que nos cuenta y que somos un espacio seguro en el que puede expresarse con libertad y sinceridad porque siempre lo vamos a seguir queriendo.
Si queremos que entienda que desaprobamos el irrespeto, debemos empezar por hacerle saber que nunca recibirá esa actitud de nuestro lado y que nunca vamos a actuar en su contra.
Para eso, es importante que nos preguntemos cómo podemos lograr que el salón de clases se convierta en un espacio feliz y seguro para todos. Dejemos de pensar en antagonistas y convirtamos ese esquema mental a uno en el que todos estamos en el mismo equipo.
“¿Cómo los protejo a todos de las acciones que nos hieren?” es una pregunta más acertada que “¿Cómo protejo a unos niños de otros?”.
Siempre vamos a condenar a las acciones que parten del irrespeto, la burla y la intimidación, pero nunca al actor. Cambiemos el lenguaje de “tú eres muy grosero” a “esto que hiciste fue muy grosero y en esta familia no nos gustan las groserías”.
Generalmente, los niños que le hacen bullying a otros, lo ejecutan intentando satisfacer de manera inconsciente la necesidad de encontrar una posición de poder frente a sus pares. “¿Por qué mi hijo necesita ayuda de estas formas de intimidación e irrespeto para sentirse seguro?” puede ser una pregunta que nos ayude a encontrar las respuestas de en qué aspectos de la vida de nuestro hijo debemos trabajar.
El mal comportamiento es un llamado de ayuda.
En la mayoría de los casos, las situaciones de bullying mejoran luego de las conversaciones con los niños intimidadores, pero en caso de que esto no haya funcionado, es importante aclararle a los niños que sus acciones tienen consecuencias y que existe en el colegio un conducto regular que plantea unos pasos a seguir si su comportamiento no cambia.
No se trata de amenazar, sino de explicarle que lo que está haciendo genera dolor en los demás y que ni nosotros como padres ni el colegio como institución educativa lo va a permitir.
Cuando los niños están teniendo comportamientos que no son aceptados, es importante que entiendan que sus acciones tienen consecuencias lógicas. De la misma manera que si una persona come muchos dulces, le va a doler la barriga, podemos explicarles así los cambios: “No me gustan los comportamientos que estás teniendo porque eso me hiere a mí y hiere a otras personas. Sé que esto empieza cuando te juntas con Juan y con Mariana, por lo que no te voy a dar permiso de ir a la casa de ellos los fines de semana”. O puede ser algo así: “Estás utilizando tu celular para intimidar a otra personas y en esta familia no nos gusta el irrespeto y las burlas, por lo que no tienes permitido hacer uso de tu celular cuando estés encerrado en tu habitación”.
La institución educativa debe aplicar medidas de protección y constancia de lo que sucedió en donde brinden espacios para las partes involucradas para exponer lo sucedido, esto debe estar en confidencialidad. Después de pasar este proceso, lo ideal es que se lleguen a acuerdos de mejora y convivencia, con sus posibles consecuencias para tu hijo, si se llegaron a causar daños. Por ende, en esta situación es importante el acompañamiento en autocompasión para tu hijo y en empatía hacia los demás. Además, podemos explicar que seguirán unas medidas de seguimiento y mejora en la situación de convivencia.
Si en la familia deciden que necesitan la ayuda de un externo, es muy recomendable asistir donde un profesional de la psicología que les ayude a identificar cómo son las dinámicas dentro del hogar y qué otras herramientas pueden usar para corregir los comportamientos de acoso.
Para concluir, queremos recalcar la importancia de fortalecer la empatía en los niños que intimidan sobre los demás. Nuestros hijos necesitan entender que no está bien intimidar a los demás y que sus pares no son una competencia, sino una compañía y un apoyo. Para ampliar este tema, te recomendamos el libro de Enrique Chaux “Educación, convivencia y agresión escolar” que puedes leer haciendo clic aquí.
Esperamos que estas herramientas te sean muy útiles y recuerda siempre que puedes encontrar información sobre bullying en nuestro portal de Nosotras Online para que juntos construyamos ambientes libres de bullying.
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